El juego es como una caja de herramientas social y emocional. Permite a los niños participar libremente y vincularse con los demás, expresar sus sentimientos y trabajar juntos como un equipo. Es divertido, reduce las emociones negativas y aumenta la confianza. Todas estas habilidades son esenciales para el bienestar, el rendimiento académico y el aprendizaje permanente de los niños.

Aquí hay seis ideas para practicar estas habilidades con tus hijos en la vida cotidiana:

Hacer actividad física con los niños

Bailar, jugar un juego de pelota o conquistar la cúpula de escalada del patio de recreo puede ser un gran estímulo para ti y tu hijo. La investigación ha encontrado un vínculo entre el movimiento físico y los resultados de salud mental para los niños tanto al aire libre como en las aulas. Organizar una búsqueda del tesoro puede ser lo correcto.

Ser creativo

El arte permite a los niños expresarse de muchas maneras, ya sea a través de cuentos, dibujos, teatro o música. Apoya una amplia gama de habilidades como el autocontrol, la escritura y la compasión por los demás. Las actividades creativas y artesanales más importantes pueden tener un impacto positivo en el bienestar, la confianza, las habilidades sociales, el rendimiento académico y las actitudes hacia el aprendizaje, ya sea en casa o en la escuela. ¿Por qué no hacer una mascota o construir una pista de carreras para canicas?

Dejar que los niños representen historias e ideas

Fingir y representar varios personajes, lugares o actividades permite a los niños expresar y regular sus emociones. Este juego imaginativo permite a los niños expresar y explorar cómo se sienten. Les permite aprender e interpretar sus emociones y cómo lidiar con el miedo, la ira, la pérdida y otros sentimientos. ¿Qué tal construir un teatro de marionetas de cartón o jugar a un superhéroe?

Fomentar la interacción social

Jugar con otros niños ayudará a tu hijo a comprender las emociones. Incluso puede ayudar a reducir los pensamientos negativos. Fomenta los juegos en equipo (en línea), las citas para jugar y, para los niños mayores, organiza proyectos en grupos pequeños. 

Priorizar los descansos y las vacaciones

Las actividades de vacaciones escolares, como los campamentos de verano, son un entorno perfecto para el aprendizaje social y emocional. Los niños hacen nuevos amigos, experimentan el trabajo en equipo, resuelven problemas cotidianos y descubren nuevas habilidades. Estas actividades pueden ayudar a reducir la soledad. También mejoran la salud mental y el bienestar.

Adoptar una mentalidad lúdica tú mismo

Si tú, como padre, sabes cómo controlar tus emociones, te diviertes y eres flexible y creativo en la forma en que aborda la incertidumbre, puedes tener una influencia positiva en tus hijos. Las investigaciones incluso vinculan este tipo de comportamiento parental positivo con una disminución del estrés y la ansiedad de los niños y una mejora en su capacidad para regular sus propias emociones. Lo más importante es establecer un contexto seguro para la exploración de los niños, compartir y expresar sentimientos y actuar como modelo a seguir para tu hijo. También vale la pena recordar que los padres que juegan con sus hijos dicen que ellos mismos son más felices, más relajados y creativos.

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